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Las caza de brujas en el sXXI

por Luciana Gramaglio


_Si en verdad son brujas, por que no usan su poder para escapar?
_Esa forma de pensar es de bruja Lisa  

Los Simpsons – Capítulo “Marge es una bruja”


Aunque suele asociarse con las hogueras medievales y la Inquisición, la caza de brujas no quedó atrapada en los libros de historia ni en el pasado. En pleno siglo XXI miles de mujeres en distintas partes del mundo son perseguidas, torturadas o asesinadas tras ser acusadas de practicar hechicería. Detrás de esas acusaciones no hay magia ni superstición, sino una forma extrema de control social-patriarcal y de violencia legitimada por la costumbre, la pobreza y la indiferencia estatal.
Según un Informe de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (2023), entre 2009 y 2019 se registraron más de 20 mil acusaciones de brujería en más de 50 países. Aunque resulta difícil obtener datos dado el carácter secreto de estos incidentes, es posible que exista una cifra más alta.
La caza de brujas es un fenómeno histórico que se originó en Europa durante la Edad Media y se extendió a América durante la colonización. Fue una herramienta política y religiosa que sirvió para eliminar a mujeres que representaban una amenaza para el orden social: curanderas, sabias, parteras, libres o simplemente distintas.
Durante los siglos XVI y XVII, miles de mujeres fueron ejecutadas bajo acusaciones de herejía o brujería. Hoy, esa violencia adopta nuevas formas, pero conserva el mismo propósito: asegurar la subordinación de las mujeres mediante el miedo, el despojo, el exilio y hasta la muerte. La continuidad histórica entre aquellas hogueras y las actuales persecuciones revela una estrategia de control social persistente.
En pleno Siglo XXI, en algunos países de África, Asia y Latinoamérica todavía hay mujeres que son perseguidas, torturadas y hasta asesinadas bajo la acusación de brujería.
En la India, anualmente entre 300 y 400 mujeres son asesinadas por esta causa, en el año 2017 , una mujer fue brutalmente golpeada, le arrancaron los ojos con una barra de hierro y fue quemada viva. En Tanzania, más de 5.000 mujeres mueren cada año por estas acusaciones. En Ghana, centenares de mujeres acusadas de brujería viven desplazadas en “campamentos de brujas”, en condiciones indignas y sin acceso a agua potable o alimentos suficientes. (
En America Latina, aunque en menor medida, también se registran estos tipos de violencias. En el año 2022, siete mujeres fueron secuestradas y torturadas durante 10 días en Perú, por rondas campesinas, que las acusaron de practicar hechiceria y de provocar enfermedades en el pueblo.
Estas rondas comunales, reconocidas legalmente por la Ley 27908 y el artículo 149 de la Constitución peruana, tienen facultades jurisdiccionales y de fiscalización, pero en muchos casos exceden sus competencias y violan derechos humanos.
Casos similares se registraron en países como México, Guatemala y Paraguay.
La persecusión por estas acusaciones es una forma extrema de violencia. Los actos documentados en diferentes medios de comunicación y los informes de organismos internacionales y de organizaciones de derechos humanos dan cuenta de algunas modalidades de violencia que sufren las mujeres, como la mutilación física, torturas, desplazamiento forzado, secuestros, desapariciones de mujeres y a muchas las entierran vivan, o las queman vivas, tal como lo hizo la inquisición siglos atrás.
Las acusaciones de brujería no responden a la superstición, sino a un entramado de poder económico, cultural y patriarcal. Hay un patrón común: quienes torturan o matan son casi exclusivamente hombres, y en muchos casos tienen una relación social o biológica con la víctima, es decir, son vecinos, conocidos, o hijos, maridos, padres de las mismas. (Consejo Derechos Humanos, 2012)
Todas estas violencias se consideran justificadas si se cree que estas mujeres son peligrosas o una amenaza para los hombres.
Estas acusaciones llegan despues de alguna muerte, o alguna enfermedad “misteriosa” en alguna otra persona. Como pasó con el asesintato de cuatro mujeres en Papúa Nueva Guinea que fueron acusadas de causarle la muerte a un empresario de la localidad.
 
La caza de brujas, de ayer y de hoy, se utiliza como un mecanismo para controlar a las mujeres, despojarlas de sus bienes y tienen, como factor común, la (in)acción del estado para protegerlas de estas situaciones. . Suelen dirigirse contra mujeres mayores, pobres, indígenas o con discapacidad, es decir, aquellas que ocupan los márgenes del sistema.
Uno de los motivos más frecuentes es el económico. Muchas de las mujeres asesinadas o expulsadas poseen derechos de propiedad que familiares o vecinos buscan apropiarse. En otros casos, son mujeres ancianas que dependen económicamente de terceros, y la acusación de brujería se convierte en una vía socialmente aceptada para deshacerse de ellas.
Además, según John Azumah, director de The Sanneh Institute,, más mujeres se rebelan contra el rol que la tradición les reserva. “Algunas conquistan su independencia económica, alzan su voz y desafían el orden social. Hay hombres que se sienten amenazados y optan por acusarlas de ser brujas” (El País, 2023)
Amnistía Internacional viene denunciando que en diferentes lugares del mundo, especialmente en las regiones del Norte y Noroeste de Ghana, continúan existiendo acusaciones de brujería que violan los derechos humanos de diversas mujeres. 
En su informe Ghana: Branded for life: how witchcraft accusations lead to human rights violations of hundreds of women in north Ghana  documentan como cientos de ellas tienen que huir de sus hogares para evitar ser asesinadas y resguardarse en los denominados “campamentos de brujas” donde  buscan sobrevivir en condiciones indignas, sin agua potable, ni alimentos suficientes. 
La impunidad de los agresores es una constante. En África meridional, los hombres acusados de asesinar mujeres por brujería reciben penas leves, e incluso los cargos se reducen a delitos menores. En Zambia, por ejemplo, la sentencia media por homicidio premeditado contra una mujer es de uno a dos años. En Arabia Saudita, la “Unidad Antibrujería” creada en 2009 sigue aplicando la pena de muerte bajo estas acusaciones. (ONU, 2012)
La inacción estatal se complementa con la complicidad mediática. En numerosos países, los medios de comunicación colaboran y  legitiman simbólicamente la persecución. Como viene sucediendo en Tambo Grande una localidad de Perú donde el medio Bajo La Lupa Noticias publicó el pasado 27 de octubre una alerta ante la presencia de presuntas prácticas de brujería llamando a la comunidad a mantenerse vigilantes y reportar cualquier actividad sospechosa a las rondas o a personal de seguridad. 
La falta de políticas públicas y de mecanismos judiciales efectivos deja a las víctimas sin protección y perpetúa una violencia que se naturaliza bajo el disfraz de la tradición o la fe.
Las cazas de brujas no son una reliquia del pasado: son femicidios contemporáneos amparados por la cultura patriarcal, la desigualdad y la indiferencia estatal. la persecusión que existe en Africa, Asi y en nuestro continente se conectan como instrumentos de terror que buscan la subordinación de las mujeres. 
La etiqueta de “bruja” sigue siendo una herramienta para castigar la autonomía, el conocimiento y la resistencia de las mujeres. Es utilizada como un mecanismo de expropiación y de control social, para degradar, demonizar y destruir el capital social y la autonomía de las mujeres, asegurando un orden social que se beneficia de la explotación de sus cuerpos, de sus vidas, de sus trabajos y de sus bienes. 
Mientras haya mujeres castigadas por ser sabias, viejas, libres o diferentes, las hogueras —aunque cambien de forma— seguirán encendidas.
 
Documentos consultados:


Casos: 

Año 2012

Colombia

María Berenice Martinez, de 47 años, fue asesinada por vecinos, acusada de practicar la brujeria en Antioquía. 

Año 2014 

Perú
Año 2015

Guatemala


Año 2016

Perú 


India
 
Año 2017

Nueva Dehli, India 

Año 2018

Paraguay 


Año 2019

Mexico


Guatemala
India


Papúa Nueva Guinea 
Año 2020

Ghana 

Año 2021

El Congo

Año 2022

Perú

Ghana
Papúa Nueva Guinea

Año 2023

Ghana

Meta Crisis, periodismo desde la periferia. Tucumán, Argentina