La tríada transporte público–caminata–bicicleta es un paradigma que muchas ciudades están adoptando para garantizar el derecho a una movilidad sostenible, segura y accesible. Un sistema integrado que garantice que infancias, adultos mayores, mujeres que cuidan y personas con discapacidad puedan moverse sin riesgos ni restricciones.
Diversas estudiosas del urbanismo hablan de la importancia de poner en el centro a los más vulnerables para garantizar el derecho a la movilidad de todos los ciudadanos. Paola Bernal, especialista en Ciudades Amigas de la Infancia de UNICEF España, sostiene:
“Diseñar pensando en las poblaciones más vulnerables, en este caso a los niños y niñas, es hacerlo para todos los grupos de población. Si ellos se sienten seguros, disfrutan de las ciudades y no encuentran obstáculos a su paso, será una ciudad más vivible para todos”¹.
En el año 2024 en Tucumán, 616 niños y niñas fueron atendidos en el Hospital de Niños por accidentes de tránsito². Y el porcentaje se mantiene en lo que va de este año.
Según la Organización Mundial de la Salud, los traumatismos debidos al tránsito son la principal causa de mortalidad en los niños, niñas y jóvenes de 5 a 29 años.
Es decir que los accidentes de tránsito son una problemática de salud pública, y la falta de acceso a una movilidad urbana segura y accesible pone en juego los derechos de las infancias.
En este contexto, priorizar el transporte público y la movilidad activa para reducir el uso de vehículos motorizados privados (autos y motos) es un camino para mejorar la seguridad vial y la calidad de vida de los ciudadanos. Esta idea no es nueva en Tucumán: viene siendo planteada hace una década por la asociación civil Meta Bici³.