De hecho, el conflicto más reciente comenzó en la semana después de los comicios del 26 de octubre. En 7 días, los prestadores del servicio solicitaron más subsidios y una urgente actualización de la tarifa (argumentando la baja de subsidios nacionales, aumentos de costos y baja de consumo de parte del usuario debido al uso de uber moto). La crisis, casualmente, se concentró solo en las líneas urbanas de la Capital, mientras las provinciales siguieron funcionando con normalidad.
El desenlace siguió el manual: sueldos atrasados, paro de UTA, miles de usuarios sin servicio, mesas de diálogo y finalmente la Intendencia adelantó fondos (unos dicen subsidios y otros, compensaciones tarifarias): así terminó el paro. Esto vino acompañado por la promesa de actualizar la tarifa, que se concretó el pasado jueves 4 de diciembre cuando los concejales aprobaron el aumento, entre otros proyectos sancionados.
En el expediente donde las empresas pidieron el incremento los empresarios insistían que según sus cálculos el boleto técnico debería costar $2.005,84 para “cubrir realmente” el servicio. Pero, como el sistema “está en crisis” y pierde pasajeros todos los meses, plantearon una alternativa más digerible y que impacte menos en la economía del usuario: llevar la tarifa a valores parecidos a los de Córdoba o Rosario, es decir, cerca de $1.500.
El documento también aporta datos interesantes sobre el estado del sistema de transporte: en septiembre se vendieron 2,7 millones de boletos, un 30% menos que el año pasado. En paralelo, el esquema de subsidios se sostiene. La Provincia pone $4.900 millones por mes, más $3.000 millones para cubrir parte del pasaje de jubilados y estudiantes. Solo las líneas urbanas reciben $1.900 millones. Y aun así el servicio sigue funcionando con la misma fragilidad e ineficacia de siempre.
Después de la última crisis, la Municipalidad tuvo que adelantar fondos y sumar un aporte extra de $1.000 millones para que la parálisis no se extienda. A eso se le añade que la intendencia abona el 53% del valor de cada boleto con el beneficio del Boleto Educativo. Y mientras tanto, desde el arribo de Milei se redujeron al mínimo los subsidios nacionales, salvo para el AMBA (obviamente) y la brecha se hizo más evidente: acá pagamos $1.250, allá $593,52 (gracias a descuentos que brinda la SUBE por registrarla a tu nombre).
A esto se suma otra novedad aprobada junto al aumento del pasaje: la actualización del esquema de abonos sociales. El abono de 88 viajes quedará en el 75% del boleto; los de 44 y 22 viajes, en el 80%. Todos con un incremento significativo respecto de los valores actuales. Y como ocurre cada vez que se mueve la tarifa capitalina, la Provincia actualizará el valor del boleto de las 56 líneas metropolitanas y rurales, cuyos pasajes ya superan los $1.200. Con la nueva escala, muchas de esas tarifas podrían ubicarse por encima de los $1.500.
A la hora de justificar la amplia mayoría en la votación en el concejo se recordó que la tarifa del servicio estuvo congelada durante más de un año (14 meses para ser exactos) , teniendo en cuenta que la suba anterior, de $690 a $950, se implementó en octubre de 2024. El concejal José María Franco expuso que la actualización que se otorga es inferior a la inflación acumulada desde el anterior incremento (que ronda el 45%), y que el objetivo es sostener la actividad. Sin embargo debemos tener en cuenta que lo que no aumentó tampoco en el mismo nivel y en el último año es el poder adquisitivo.